Comenzando el mes de enero de 2012 ya estamos en plena temporada turístico-veraniega y podemos disfrutar, nosotros y los turistas que eligen nuestro pueblo, la zona de camping y la playa como hace mucho tiempo no lo hacíamos y lo que es evidente es que todos anidábamos el deseo de revivir aquellas tardes de playa y mate con la frescura natural del río al que se suma ahora, en algunas horas nocturnas compartir algún asado con amigos.
En lo que hace a los cambios, es sabido que siempre generan resistencia pero creo que siempre son necesarios en estos tiempos en donde nada es gratis en los destinos turísticos en algunos de los cuales para que te devuelvan un “buenos días” tenés que pagar $2, para estacionar el auto en una playa hecha tan a los apurones, que si te descuidás pinchas una goma, te cobran $5 la hora, el agua caliente $3, si te dan ganas de ir al baño $5, ni hablar si te da hambre, un choripán y una gaseosa $25. Acá todavía no llegamos a eso ¿será que ellos se aprovechan o que nosotros estamos muy desactualizados?
Por ahora solo se cobra el ingreso a los turistas y me parece bien. Seguramente faltan muchas cosas o se pueden perfeccionar otras pero es bueno que comencemos a valorar lo que tenemos y no sólo repetir que es un regalo de Dios o que la naturaleza ha sido generosa, porque de la manera que fuese cuesta dinero mantenerla y acrecentar la infraestructura necesaria de acuerdo a los requerimientos de propios y extraños.
Por Ricardo Bertonchini