La aparición en el Bs. As. de 1810, a
pocos días de producida la revolución, de la Gazeta (7 de junio de 1810) marca
claramente la importancia del periodismo para la difusión de ideales,
opiniones, convicciones, acontecimientos, reflexiones, noticias, etc. Desde tiempos inmemoriales se ha considerado
al periodismo como el “cuarto poder”, y pareciera ser en estos tiempos modernos
que ha ascendido algún escalón por encima de otros poderes consagrados por la
Constitución Nacional como instituciones fundamentales para el sistema
democrático. Basta recordar casos emblemáticos en donde la actividad
periodística obligó a contramarchas de la justicia, como el de María Soledad Morales, el del Padre Grassi, o
tantos otros donde la investigación periodística puso luz en muchas cosas que
aparecían bastante oscuras.
Dicho
esto, ahora me pregunto: ¿Todo vale? ¿Todo justifica para ofrecer una primicia?
¿Cuáles son los límites éticos que
manda la profesión? Hoy vemos como se hace periodismo del periodismo, de un
lado o de otro, en todos los géneros. Hoy creo que hasta el pobre Bernardo
sería un bebé de pecho con su: - no me dejen solo- ¿Será esta frase el límite
natural de un periodista? ¿Qué la sociedad no lo deje solo?...
Por Ricardo
Bertonchini