
Cuando en 1996 comenzamos a andar los caminos de nuestra provincia con la música y la danza folklóricas, no pensábamos en el tiempo que íbamos a permanecer.
Hoy, a “quince” años tenemos que dar gracias a Dios por habernos permitido permanecer en el tiempo, practicar el arte de las danzas nativas, por todas las cosas buenas y algunas no tanto que nos sucedieron.
Nada puede servir para identificar más a un pueblo que su lenguaje: pero a ese lenguaje se le transforma en expresiones rítmicas que lo identifica racial y geográficamente.
El canto, la danza y la poesía son las expresiones más puras del alma popular. En el canto está la voz de la tierra, del clima y del paisaje, el hálito o esencia del suelo poetizados para servir al sentimiento nativo.
Gracias: Iris, Carina…. Queridas profesoras que nos guiaron con respeto, con cariño, con...
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